viernes, 22 de enero de 2010

No quiero el título, quiero el pie!


Es curioso, pero desde que un profesor en una práctica de instrumentación nos comentó que cuando un ingeniero acaba la carrera normalmente (supongo que quiso decir, antiguamente) recibe como regalo un Pie de Rey, quiero uno.

Pero no uno cualquiera, quiero uno caro, espléndido, enfundado en una caja con un broche dorado. De esas que cuando las miras, ya sabes que lo que hay dentro no te dejará indiferente. No digo que vaya a usarlo, pero lo conservaría y mimaría cual tesoro, como mi gran trofeo por haber finalizado con éxito tal larga y dura carrera universitaria.

Realmente, el Pie de Rey es un elemento exquisito, que mide objetos al milímetro con una precisión del 0,01 (hay instrumentos de medida que consiguen una mayor precisión, I Know). Lo que le hace más grande todavía, es que dispone de 3 tipos de toma de medidas:

- Medidas externas: se realiza con las pestañas grandes. Sirve para medir el tamaño de un eje, la métrica de un tornillo, o una medida cualquiera.

- Medidas interiores: El pie de Rey posee dos orejas pequeñas al otro lado, que sirven principalmente para medir diámetros interiores de agujeros o tuercas.

- Huecos o profundidades: por último, el Pie de Rey también dispone de un tallo o "palo que sale por debajo" que sirve para medir profundidades.

El único problema del Pie de Rey es que no cumple la Ley de Abbe, que dice que toda medida debe ser leída en el mismo plano en el que se toma. Y el pie de Rey no lo garantiza.


Pues esto es todo lo que tengo que contar sobre este instrumento. Tendré que esperar a terminar la carrera para disfrutar de uno de ellos, porque está claro que si nadie me lo regala, yo mismo me lo regalaré!

1 comentario:

  1. Instrumento útil para la vida moderna, si duda puede revolucionar las actuales clases de matemáticas. Para qué usar la reglucha de plástico cuando uno puede usar tal bicho.

    No te emociones mucho con los regalos final de carrera. Yo pedía un gorro para lanzarlo al aire y nadie se dignó a regalarlo... Los presupuestos universitarios actuales no son, sin duda, lo que eran.

    ¡Buena suerte!

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